“He venido a traer fuego
a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 12, 49-53:
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En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que
ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio
mientras llega!
"Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!"
¿Piensan acaso que he venido a
traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la
división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán
divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el
hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la
madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra''. Palabra del
Señor.
“Dichosos
aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que
se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 32-48:
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En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien
darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no
se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no
llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará
su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta
y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a
que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque.
Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les
aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les
servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela,
dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de
familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría
que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén
preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del
hombre''.
"si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos
ellos"
Entonces Pedro le preguntó a Jesús:
"¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?" El Señor le
respondió: "Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de
la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se
porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada,
lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de
todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: 'Mi amo tardará en llegar' y
empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a
embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y
lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres
desleales.
El servidor que, conociendo la
voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos
azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá
pocos.
Al que mucho se le da, se le
exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más''. Palabra
del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Dios
le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus
bienes?”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 13-21:
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En aquel tiempo, hallándose Jesús
en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que
comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha
puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo:
“Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la
abundancia de los bienes que posea”.
‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus
bienes?’
Después les propuso esta parábola:
“Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque
no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré
mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo
lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos
años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo:
‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’
Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo
que vale ante Dios”. Palabra del Señor.