“Está escrito que el
Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer
día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 24, 46-53:
+
En aquel tiempo, Jesús se apareció
a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y
había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se
había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad
de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto.
Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en
la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto”.
"levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía"
Después salió con ellos fuera de la
ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y
mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos,
después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían
constantemente en el templo, alabando a Dios. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“El que me ama, cumplirá mi palabra y mi
Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis
palabras”
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 14, 23-29:
+
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra
y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no
cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre,
que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el
Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les
enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
"El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo
amará y haremos en él nuestra morada"
La
paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la
paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me
amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”. Palabra
del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio
García:
“Les
doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he
amado”
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 13, 31-33ª, 34-35:
+
Cuando Judas salió del cenáculo,
Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido
glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
"Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo
los he amado"
Hijitos, todavía estaré un poco con
ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como
yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis
discípulos’’. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
"Mis
ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen”
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 10, 27-30:
+
En aquel tiempo,
Jesús dijo a los judíos: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y
ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las
arrebatará de mi mano.
"Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen"
Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y
nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno". Palabra
del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció
de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó:
"Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero"
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 21, 1-19:
+
En aquel tiempo,
Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se
les apareció de esta manera:
Estaban juntos
Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los
hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a
pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos
contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba
amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo
reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?" Ellos
contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la
derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no
podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el
discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan
pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la
túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos
llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de
tierra más de cien metros.
el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el
Señor"
Tan pronto como
saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les
dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar".
Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red,
repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que
eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a
almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién
eres?', porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo
dio y también el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus
discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de
almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas
más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te
quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Por segunda
vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea
mis ovejas". Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me
quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por
tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien
sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Yo te
aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías;
pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a
donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte
habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". Palabra
del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberri, OFM: