“Si
así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus
elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar?”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 18, 1-8:
+
En aquel tiempo, para enseñar a sus
discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso
esta parábola:
"En cierta ciudad había un
juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma
ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: 'Hazme justicia
contra mi adversario'.
¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él
día y noche?
Por mucho tiempo, el juez no le
hizo caso, pero después se dijo: 'Aunque no temo a Dios ni respeto a los
hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia
para que no me siga molestando' ".
Dicho esto, Jesús comentó: "Si
así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus
elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que
les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen
ustedes que encontrará fe sobre la tierra? Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Estaba
cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales
se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión
de nosotros”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 17, 11-19:
+
En aquel tiempo, cuando Jesús iba
de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo,
cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo
lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”.
Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a
presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban de camino, quedaron limpios de la
lepra.
“¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve?"
Uno de ellos, al ver que estaba
curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y
le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez
los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie,
fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo
al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. Palabra del Señor.
"Si
tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían
decir a ese árbol frondoso: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los
obedecería”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 17, 5-10:
+
En aquel tiempo, los apóstoles
dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor les contestó: "Si
tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían
decir a ese árbol frondoso: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los
obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un
siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa
del campo: 'Entra en seguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame
de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y
beberás tú'? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste
cumplió con su obligación?
"cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que
siervos"
Así también ustedes, cuando hayan
cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que siervos, sólo hemos
hecho lo que teníamos que hacer'. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
Si
no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un
muerto'
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 16, 19-31:
+
En aquel tiempo, Jesús dijo a los
fariseos: "Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y
banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la
entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que
caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las
llagas.
Sucedió, pues, que murió el mendigo
y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo
enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando
levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque
resucite un muerto"
Entonces gritó: 'Padre Abraham, ten
piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me
refresque la lengua, porque me torturan estas llamas'. Pero Abraham le
contestó: 'Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio,
males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede
cruzar, ni hacia allá ni hacia acá'.
El rico insistió: 'Te ruego,
entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá
cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar
de tormentos'. Abraham le dijo: 'Tienen a Moisés y a los profetas; que los
escuchen'. Pero el rico replicó: 'No, padre Abraham. Si un muerto va a
decírselo, entonces sí se arrepentirán'. Abraham repuso: 'Si no escuchan a
Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto'". Palabra
del Señor.
“No
hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se
apegará al primero y despreciará al segundo, no pueden ustedes servir a Dios y
al dinero”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 16, 1-13:
+
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual
fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es
cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante
ya no serás administrador’.
Entonces el administrador se puso a
pensar: ‘¿Que voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para
trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer,
para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’.
Entonces fue llamando uno por uno a
los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El
hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu
recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y
tú, ¿cuánto debes?’ Éste respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le
dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.
"El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes"
El amo tuvo que reconocer que su
mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este
mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz.
Y yo les digo: Con el dinero, tan
lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en
el cielo.
El que es fiel en las cosas
pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas
pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles
administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los
bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién
les confiará lo que sí es de ustedes?
No hay criado que pueda servir a
dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y
despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al
dinero’’. Palabra del Señor.
el
padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela;
ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y
sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 15, 1-32:
+
En aquel tiempo, solían acercarse a
Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los
escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien
ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va
tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la
carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos
y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se
me había perdido”. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un
solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez
monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca
con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas
y a las vecinas y les dice: “Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se
me había perdido”. Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por
un solo pecador que se convierta».
También les dijo:
«Un hombre tenía dos hijos; el
menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la
fortuna”.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un
país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había
gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar
necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país
que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me
muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo
tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y vino adonde estaba su
padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las
entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo: “Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme
hijo tuyo”
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y
sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y
celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido;
estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó
la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era
aquello.
Este le contestó: “Ha vuelto tu
hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado
con salud”.
Él se indignó y no quería entrar,
pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí
nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio,
cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres,
le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo: “Hijo, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y
alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido
y lo hemos encontrado”». Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons. Cristóbal
Ascencio García:
“cualquiera de ustedes
que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo''”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 14, 25-33:
+
En aquel tiempo, caminaba con Jesús
una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: "Si
alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y
a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser
mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si
quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si
tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no
pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo:
'Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar'.
cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser
mi discípulo
¿O qué rey que va a combatir a otro
rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil
soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no,
cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las
condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que
no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo''. Palabra del
Señor.
“"Esfuércense
en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos
tratarán de entrar y no podrán”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 13, 22-30:
+
En aquel tiempo, Jesús iba
enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien
le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"
Jesús le respondió:
"Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro
que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se
levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán
a tocar la puerta, diciendo: '¡Señor, ábrenos!' Pero él les responderá: 'No sé
quiénes son ustedes'.
"Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta"
Entonces le dirán con insistencia:
'Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero él
replicará: 'Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí todos
ustedes los que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán,
cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de
Dios, y ustedes se vean echados fuera.
Vendrán muchos del oriente y del
poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los
primeros, serán los últimos''. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“He venido a traer fuego
a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 12, 49-53:
+
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que
ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio
mientras llega!
"Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!"
¿Piensan acaso que he venido a
traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la
división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán
divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el
hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la
madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra''. Palabra del
Señor.
“Dichosos
aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que
se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 32-48:
+
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien
darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no
se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no
llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará
su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta
y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a
que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque.
Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les
aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les
servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela,
dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de
familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría
que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén
preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del
hombre''.
"si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos
ellos"
Entonces Pedro le preguntó a Jesús:
"¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?" El Señor le
respondió: "Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de
la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se
porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada,
lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de
todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: 'Mi amo tardará en llegar' y
empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a
embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y
lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres
desleales.
El servidor que, conociendo la
voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos
azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá
pocos.
Al que mucho se le da, se le
exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más''. Palabra
del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Dios
le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus
bienes?”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 13-21:
+
En aquel tiempo, hallándose Jesús
en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que
comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha
puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo:
“Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la
abundancia de los bienes que posea”.
‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus
bienes?’
Después les propuso esta parábola:
“Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque
no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré
mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo
lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos
años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo:
‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’
Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo
que vale ante Dios”. Palabra del Señor.
“si
ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el
Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?''
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 11, 1-13:
+
Un día, Jesús estaba orando y
cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar,
como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan:
'Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros
perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación'
".
¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo
pidan?
También les dijo: "Supongan
que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle:
'Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no
tengo nada que ofrecerle'. Pero él le responde desde dentro: 'No me molestes.
No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y
yo estamos acostados'. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no
se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta
insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes:
Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque
quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá
entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O
cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un
alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?''.
Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Marta,
Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es
necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 10, 38-42:
+
En aquel tiempo, entró Jesús en un
poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una
hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a
escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres,
hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que
mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”.
"Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola
es necesaria"
El Señor le respondió: “Marta,
Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es
necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por el Obispo Robert Barron:
"Amarás
al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has
contestado bien; si haces eso, vivirás"
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 10, 25-37:
+
En aquel tiempo, se presentó ante
Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: "Maestro,
¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué
es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?" El doctor de la ley
contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo: "Has contestado bien; si haces eso, vivirás".
"Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma..."
El doctor de la ley, para
justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús le
dijo: "Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en
manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio
muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y
pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió
adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él,
se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso
sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó
dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: 'Cuida de él y lo que
gastes de más, te lo pagaré a mi regreso'.
¿Cuál de estos tres te parece que
se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?'' El doctor
de la ley le respondió: "El que tuvo compasión de él". Entonces Jesús
le dijo: "Anda y haz tú lo mismo". Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Vi a
Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar
serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les
podrá hacer daño”
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 10, 1-12,17-20:
+
En aquel tiempo, Jesús designó a
otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos
los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y
los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe
trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en
medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a
saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz
reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de
ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban
de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de
casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les
den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino
de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y no
los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad, que
se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra
ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo
que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.
“Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”
Los setenta y dos discípulos
regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: “Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu nombre”.
Él les contestó: “Vi a Satanás caer
del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y
escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer
daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten. Alégrense más bien
de que sus nombres están escritos en el cielo”. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberri, OFM:
“Y
ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 16, 13-19:
+
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús
a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién
dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen
que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de
los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes,
¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso
tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino
mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán
sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en
la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará
desatado en el cielo”. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
«El
que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se
venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda
su vida por mi causa la salvará.»
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 9, 18-24:
+
Una vez que Jesús estaba orando
solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
- «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros
que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó:
- «Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo?»
¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente
decírselo a nadie. Y añadió:
«El Hijo del hombre tiene que
padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser
ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
«El que quiera seguirme, que se
niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que
quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la
salvará.» Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García: