“Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les
aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 13, 22-30:
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En aquel tiempo,
Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén.
Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se
salvan?"
Jesús le
respondió: "Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo
les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la
casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se
pondrán a tocar la puerta, diciendo: '¡Señor, ábrenos!' Pero él les responderá:
'No sé quiénes son ustedes'.
'¡Señor, ábrenos!' Pero él les responderá: 'No sé quiénes son ustedes'
Entonces le dirán
con insistencia: 'Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras
plazas'. Pero él replicará: 'Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes.
Apártense de mí todos ustedes los que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes
y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera.
Vendrán muchos del
oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del
Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los
que ahora son los primeros, serán los últimos''. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberri, OFM:
“Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela.
Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo
les servirá”
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 12, 32-48:
+
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: "No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha
tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas
bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá
donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro,
ahí estará su corazón.
Estén listos, con
la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que
están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto
llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en
vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él
mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en
vela, dichosos ellos.
"Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela"
Fíjense en esto:
Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría
vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues
también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá
el Hijo del hombre''.
Entonces Pedro le
preguntó a Jesús: "¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por
todos?" El Señor le respondió: "Supongan que un administrador, puesto
por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo
los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el
amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo
pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: 'Mi amo
tardará en llegar' y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a
comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más
inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma
suerte que a los hombres desleales.
El servidor que,
conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía,
recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de
castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le
da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho
más''. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberri, OFM: