“¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y
qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?”
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 16, 21-27:
+ En aquel tiempo,
comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para
padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los
escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó
aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor; eso no te
puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí,
Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar
no es el de Dios, sino el de los hombres!”
"apártate de mí, satanás, y no intentes hacerme tropezar"
Luego Jesús dijo a
sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome
su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que
pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo
entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del
hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus
ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras’’. Palabra
del Señor.
Comentario al Evangelio
por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberri, OFM:
“yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella”
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 16, 13-20:
+
En aquel tiempo,
cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus
discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le
respondieron: “Unos dicen que eres Juan, el Bautista; otros, que Elías; otros,
que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les
preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y
le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
"Yo te daré las llaves del Reino de los cielos"
Jesús le dijo
entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado
ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno
no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en
la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Y les ordenó a sus
discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García:
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en
aquel mismo instante quedó curada su hija
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 15, 21-28:
+
En aquel tiempo,
Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le
salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de
mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Jesús no le
contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
“Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Él les contestó: “Yo no
he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”
Ella se acercó
entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” Él le
respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los
perritos”. Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se
comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le
respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en
aquel mismo instante quedó curada su hija. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Fr. Rufino Ma. Grández Lecumberrri, OFM:
“¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo
sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 14, 22-33:
+
En aquel tiempo,
inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus
discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él
despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar.
Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entretanto, la
barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento
era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua.
Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: “¡Es un
fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida:
“Tranquilícense y no teman. Soy yo”.
Entonces le dijo
Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le
contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia
Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse
y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo
y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
En cuanto subieron
a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante
Jesús diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”. Palabra de Dios.
Comentario al
Evangelio por Mons. Cristóbal Ascencio García: