“se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó
sobre él en forma sensible, como de una paloma, y del cielo llegó una voz que
decía: "Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco"
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 3, 15-16, 21-22:
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En
aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá
Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: "Es
cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien
no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el
Espíritu Santo y con fuego".
"tú eres mi hijo, el predilecto..."
Sucedió
que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Mientras éste
oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible,
como de una paloma, y del cielo llegó una voz que decía: "Tú eres mi Hijo,
el predilecto; en ti me complazco". Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons. Cristóbal
Ascencio:
“¿Dónde está el rey de los judíos que acaba
de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”
Lectura del Santo
Evangelio según san Mateo 2, 1-12:
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Jesús
nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente
llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos
surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al
enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él.
Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les
preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha
escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la
menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será
el pastor de mi pueblo, Israel”.
"vimos surgir su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo"
Entonces
Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que
se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de
ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.
Después
de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que
habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde
estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo
adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y
mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a
su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino M. Grández Lecumberri, OFM: