"Por eso, todo escriba
instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia,
que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas"
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 44-52:
+
En
aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece
a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y
lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El
Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al
encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.
"el Reino de los Cielos se parece a..."
También
se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y
recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a
la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y
tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los
ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno
encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han
entendido todo esto?'' Ellos le contestaron: "Sí". Entonces él les
dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los
cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas
nuevas y cosas antiguas". Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons.
Cristóbal Ascencio García:
"El sembrador de la buena semilla es el
Hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del
Reino”
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 24-43:
+
En
aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: "El Reino de
los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero
mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña
entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar
la espiga, apareció también la cizaña.
"un hombre sembró buena semilla en su campo..."
Entonces
los trabajadores fueron a decirle al amo: 'Señor, ¿qué no sembraste buena
semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?' El amo les respondió:
'De seguro lo hizo un enemigo mío'. Ellos le dijeron: '¿Quieres que vayamos a
arrancarla?' Pero él les contestó: 'No. No sea que al arrancar la cizaña,
arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la
cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la
cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi
granero' ".
Luego
les propuso esta otra parábola: "El Reino de los cielos es semejante a la
semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más
pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que
las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y
hacen su nido en las ramas".
"el Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza..."
Les
dijo también otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a un poco de
levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la
masa acabó por fermentar".
"el Reino de los cielos se parece a un poco de levadura..."
Jesús
decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada
les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les
hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del
mundo.
Luego
despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus
discípulos y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en
el campo".
Jesús
les contestó: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el
campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son
los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo
de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
"entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre"
Y
así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del
mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino
a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen
en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los
justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que
oiga''. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino M. Grández Lecumberri, OFM:
“lo sembrado en tierra buena, representa a
quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno;
otros, el sesenta; y otros, el treinta''
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 1-23:
+
Un
día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar.
Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una
barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces
Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una
vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos
cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros
granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron
pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se
marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos,
y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron
en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros,
treinta. El que tenga oídos, que oiga."
"unos el ciento, otros el sesenta, y otros el treinta"
Después
se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en
parábolas?" Él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer
los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene, se le
dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le
quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen
ni entienden.
En
ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Oirán una y otra vez y no
entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha
endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no
ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no
quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero,
dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que
muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron
y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen,
pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A
todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y
le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que
cayeron a lo largo del camino.
Lo
sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta
inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces,
y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra,
sucumbe.
Lo
sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las
preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin
fruto.
En
cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la
entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el
treinta''. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons. Oscar J.
Vian Morales, SDB:
“Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga
y yo les daré alivio”
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 11, 25-30:
+
En
aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de
la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las
has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido
bien.
"vengan a mi los que están fatigados y agobiados"
El
Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el
Padre; nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
Vengan
a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré
alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde
de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga,
ligera''. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio por Mons.
Cristóbal Ascencio:
“Quien los recibe a ustedes me recibe a mí;
y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 10, 37-42:
+
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: El que ama a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí,
no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El
que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
"quien los recibe a ustedes, a mí me recibe"
Quien
los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me
ha enviado.
El
que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que
recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien
diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por
ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa". Palabra
del Señor.
Comentario al
Evangelio por Fr. Rufino M. Grández Lecumberri, OFM: