“Los pastores se
volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían
visto y oído, según lo que se les había anunciado”
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 2, 16-21:
+
En
aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a
María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo
que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
"María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón"
Los
pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo
cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos
los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel
mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido. Palabra
del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Oscar J. Vián Morales, OSB:
“Vino a los suyos y los
suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder
llegar a ser hijos de Dios”
Lectura del Santo Evangelio
según san Juan 1, 1-18:
+
En
el principio ya existía aquel que es la Palabra, y
aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya
en el principio él estaba con Dios. Todas
las cosas vinieron a la existencia por él y
sin él nada empezó de cuanto existe. Él
era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La
luz brilla en las tinieblas y
las tinieblas no la recibieron.
Hubo
un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Éste
vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que todos creyeran por medio de él. Él
no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel
que es la Palabra era la luz verdadera,
que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En
el mundo estaba; el
mundo había sido hecho por él y,
sin embargo, el mundo no lo conoció.
"vino a los suyos y los suyos no lo recibieron"
Vino
a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero
a todos los que lo recibieron les
concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a
los que creen en su nombre, los
cuales no nacieron de la sangre, ni
del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino
que nacieron de Dios.
Y
aquel que es la Palabra se hizo hombre
y
habitó entre nosotros. Hemos
visto su gloria, gloria
que le corresponde como a unigénito del Padre, lleno
de gracia y de verdad.
Juan
el Bautista dio testimonio de él, clamando:
"A
éste me refería cuando dije: 'El
que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque
ya existía antes que yo' ".
De
su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia.
Porque
la ley fue dada por medio de Moisés, mientras
que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A
Dios nadie lo ha visto jamás. El
Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es
quien lo ha revelado. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Mons. Oscar J. Vián Morales, SDB:
"José, hijo de
David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha
concebido por obra del Espíritu Santo”
Lectura del Santo
Evangelio según san Mateo 1, 18-24:
+
Cristo
vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con
José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu
Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no
queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
"ella ha concebido por obra del Espíritu Santo"
Mientras
pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo
de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha
concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el
nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".
Todo
esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del
profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán
el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando
José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
recibió a su esposa. Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por Fr. Rufino M. Grández Lecumberri:
“Yo
les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande
que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es
todavía más grande que él"
Lectura del Santo
Evangelio según san Mateo 11, 2-11:
+
En
aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las
obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: "¿Eres tú
el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"
Jesús
les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los
ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los
sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí".
"Dichosos aquél que no se sienta defraudado por mí"
Cuando
se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
"¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el
viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido?
No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron,
pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que
profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para
que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido
entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin
embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que
él". Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio
por el Pbro. Samuel Damián Pascual:
“el que viene después de
mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias.
Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego”
Lectura del Santo
Evangelio según san Mateo 3, 1-12:
+
En
aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea,
diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los
cielos". Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una
voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan
usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se
alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes
de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban
sus pecados y él los bautizaba en el río.
"el que viene después de mí, es más fuerte que yo"
Al
ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo:
"Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que
les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan ilusiones pensando
que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas
piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de
los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Yo
los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido; pero el que
viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de
quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él
tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo
en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue". Palabra
del Señor.
Comentario al
Evangelio por Mons. Oscar J. Vian Morales, OSB: