“Yo
nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la
verdad, escucha mi voz”
Lectura
del santo Evangelio según san Juan
(18, 33-37):
tú lo has dicho: soy rey
+
“En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús
le contestó: “¿Eso lo preguntas por tu
cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado
a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis
servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero
mi Reino no es de aquí”.
Pilato le dijo: “¿Conque tú
eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo
has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo
el que es de la verdad, escucha mi voz”Palabra del Señor.
“Entonces
verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad”
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos
(13, 24-32):
+
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la
gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del
cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al
Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus
ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde
lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.
verán venir al Hijo del hombre
Entiendan
esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan
las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean
ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la
puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla.
Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de
cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo;
solamente el Padre”.
Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por el P. Don Luis de Moya:
“Yo les aseguro que esa pobre viuda ha
echado en la alcancía más que todos... en su pobreza, ha echado todo lo que
tenía para vivir”
Lectura del santo
Evangelio según san Marcos (12,
38-44):
"ha echado todo lo que tenía para vivir"
+
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le
decía: “¡Cuidado con los escribas! Les
encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles:
buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos
rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso”.
En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las
alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos
ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos
moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo:
“Yo les aseguro que esa pobre viuda ha
echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les
sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir”.
Palabra del Señor.
Comentario
al Evangelio por el P. Don Luis de Moya:
“El que me ama cumplirá mi palabra y mi
Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor”
Lectura
del Santo Evangelio según san Marcos
(12, 28-34):
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón
“En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a
Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero
de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único
Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.
El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y
que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda el
alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que
todos los holocaustos y sacrificios”.
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le
dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”.
Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Palabra del Señor.