“Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha
salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino”
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos
(10, 46-52):
"Hijo de David, ten compasión de mí"
+
“En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en
compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se
hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba
era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús,
hijo de David, ten compasión de mí!” Muchos lo reprendían para que se
callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”.
Jesús se detuvo entonces y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego,
diciéndole: “¡Animo! Levántate, porque él
te llama”. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a
Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué
quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó
a seguirlo por el camino”. Palabra del Señor.
Comentario al
Evangelio por el P. Don Luis de Moya:
“sepan
que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”
Lectura del
Santo Evangelio según san Mateo
(28, 16-20):
+
“En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a
Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús,
se postraron, aunque algunos titubeaban.
"enseñen a todas las naciones"
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en
la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo
cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días,
hasta el fin del mundo”. Palabra del
Señor.
Lectura del
santo evangelio según san Marcos
(10, 17-30):
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó
corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?”
Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas
bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.
“Ve
y vende lo que tienes y sígueme”
Entonces él le contestó: “Maestro,
todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo:
“Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo
que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos.
Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se
entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos
entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante
estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos,
¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de
Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico
entrar en el Reino de Dios”.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús,
mirándolos fijamente, les dijo: “Es
imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.
Jesús le respondió: “Yo les
aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o
hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el
ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con
persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna”.Palabra del Señor.
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos
(10, 2-16):
+
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos
y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le
es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”
"lo que Dios unió, no lo separe el hombre"
Él les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el divorcio mediante la
entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza
del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo
hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a
su esposa y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una
sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”.
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar
sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno
se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la
primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete
adulterio”.
Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos
niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.
Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no
se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les
aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo
imponiéndoles las manos. Palabra del
Señor.